Don Lemon de CNN el lunes conjeturó que la fijación aparentemente obsesiva de Donald Trump con desmantelar el legado de Barack Obama está impulsada por los celos, específicamente por lo que Lemon describió como la falta de clase del presidente en comparación con su predecesor.

Lemon estaba discutiendo el ataque más reciente de Trump contra Obama, a saber, que el ex presidente no llamó a las familias de los soldados caídos de manera oportuna (una mentira, como lo demuestran varios verificadores de hechos y  miembros del propio partido del presidente ).

“Cada cosa sobre él y todo lo que salió mal se lo adjuntó a Obama”, explicó el colaborador Charles Blow.

“Entonces, cada vez que incluso Black Lives Matter protestaba, se lo adjuntaba a Obama; '¿Por qué Obama no ha arreglado esto?' Fue una fascinación intensa con una persona que es inexplicable aparte de ser lo que creemos que es, lo cual es obsesivo y lo único que se le ocurre hacer y lograr”.

“No creo que sea inexplicable”, opinó Lemon. “No puedes comprar, no importa cuánto dinero tengas, no puedes comprar clases. El presidente Obama, piense lo que piense de su política, es un hombre con mucha clase. Es un hombre inteligente. Es una de las personas más amables que quieres conocer, él y su esposa lo son. No hablo de política, haberlos conocido y conocerlos, eso no se puede enseñar. Creo que eso es algo de lo que el presidente está celoso. Él no tiene esas cualidades”.

Blow sugirió que otra capa del resentimiento de Trump probablemente se base en el hecho de que “a Obama se le otorgó instantáneamente una especie de caché cultural que a Trump se le ha negado toda su vida”.

“Incluso cuando tuvo su mayor éxito, mudándose a Manhattan, construyendo rascacielos, todavía no formaba parte de la vida cultural de élite de la ciudad de Nueva York porque, de hecho, se negaba a hacer las cosas que se le pedían”, explicó Blow. “En primer lugar, deja de actuar como un tonto. Pero en segundo lugar, la filantropía”.

El historiador Douglas Brinkley argumentó al mirar la obsesión de Trump con Obama, “hay que mirar el debate racial, el muro fronterizo con México, los comentarios que dijo después de Charlottesville”.

“Él siente que al golpear a Obama está anotando puntos con personas a las que no les gustó la idea de un primer presidente afroamericano”, explicó Brinkley. “Parece puro y simple, y vuelve a él una y otra vez”.

El conservador Matt Lewis argumentó que Trump también está obsesionado con la ex candidata presidencial Hillary Clinton, y con el tamaño de las multitudes y con una gran cantidad de otros temas que en gran medida no están relacionados con la rama ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos.

“No estoy diciendo que no haya un componente racial”, agregó Lewis.

“Acabas de hacerme entender”, intervino Lemon. “Algunas cosas simplemente no puedes enseñarlas, y eso es clase. Nunca podrá, por mucho dinero que tenga, tener lo que tenía Obama”.

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